17 - Morelos

En este mundo he vivido tanto y explicado tan poco.

Cómo es que la sonrisa de un hombre me ha volcado el mundo;

Cómo es que en las palabras de mi madre y padre he armado ventanas a la muerte.

Tanto y poco, terrible e inmenso,

De las plantas y su brío, sus llamadas a la tierra.

El amor a una mujer y su eterna compañía en tantas formas,

La ternura a mis perros, sus sueños de pan;

Añoranzas que me queman hasta dejarme oscuro, tantito más.

Si tuviera el lecho del final tras de mi caería dudando,

Me soñaría eterno y apagado,

Me antojaría bello a mi solo.

Aunque duelos, la belleza; me preocupa solo verme ante el espejo

Nunca en la pupila, nunca acurrucado.

Si entonces deseara ser amado, me estaría acribillando con mi propia hacha

Me estaría arrojando el hueso de un imposible, me estaría vendiendo una caja vacía;

Pudiera ser que encontrase consuelo en fantasías, pero al igual que una azúcar, se hastiarían de mi,

Se vestirían en mi lengua, me prevendrían de dormir;

Me emapalagarían entero y sin piedad, se harían piedra, me cortarían el habla,

Me perforarían el seso y lo enterrarían en droga,

Pues droga es soñar despierto, despertar a la nada;

De compañías y manos a cambiante indiferencia,

De amigos buenos a caras desperdigadas

Sin nada, sin nada. Solo el eco del tin-tan;

Solo esquemas de la pérdida, de la lucha y de la pena

Solo hojas apuntadas a las puntas del camino, solo tomas sin destino, solo cartas sin lugar.

Manejarme estando ciego, con terror y hacia la orilla,

Caer en agua, llorar por sed,

Pedir a gritos por mi madre, pedir pausa del hartazgo,

Yo quisiera humanidad, la correa al suelo, en mi hocico labios

Y así sentir por vez primera el beso adolescente, el amor esquivo

La luz de las piezas que perdidas fueron,

La cara y la sonrisa por vez primera en mi,

Con el cruce y abrazo de su espeja soledad.


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